Son “primas hermanas” de las vinotecas; se llaman pureras o pureras climatizadas. Atienden a dos conceptos imprescindibles para la buena conservación del puro: la temperatura, siempre alrededor de 18 grados, y la humedad, siempre alrededor del 70%. El puro es más delicado que el vino, un vino puede oscilar la temperatura de conservación de 12 a 15 grados y su humedad desde el 50% hasta el 75% y no pasar absolutamente nada, el puro no, no perdona ese margen de oscilaciones.

Recuerde siempre que para la conservación de vino lo ideal son 12 grados y entre el 60-70% de humedad, el puro lo ideal 18 grados y 70% de humedad. Las pureras cuando son de calidad incorporan dos regulaciones una de temperatura y otra de humedad. Las paredes interiores de las pureras climatizadas se recomiendan que sean de cedro natural al igual que las bandejas, nunca bajo ningún concepto se deben barnizar, porque esto automáticamente contaminaría el olor y gusto del puro haciendo este inutilizable. Mucha gente utiliza su vinoteca para guardar puros y siento decir que esto NO funciona, ya que la humedad de la vinoteca no es suficiente. Además, los 18 grados aun siendo una temperatura óptima para el vino NO es la aconsejada ya que lo idóneo es 12-15 para el vino y 18 para el puro, con lo cual uno de los dos productos no estaría a su 100% de estado óptimo. Utilice siempre pureras climatizadas con humidificadores electrónicos con depósito de agua destilada y huya de las típicas esponjas que “profesionalmente” no valen para nada.